lunes, 5 de noviembre de 2007

La poesía es la vida secreta del poeta

Por: Walter Paz Quispe Santos

La poesía es un acto de comunicación estética y un modo de enunciación lírica, significa la expresión de lo subjetivo, personal, emotivo y la interioridad imaginativa del poeta. El poema es una realidad lingüística que depende de una serie de condiciones ineludibles que han sidos abordados ampliamente con métodos de análisis formal. Sin embargo, queda aún hacer algunas indagaciones consustánciales a la esencia artística de un poema que es fruto directo de la imaginación y la fantasía. A ese componente le se ha llamado poética de lo imaginario.

Escribir poesía, además, es una necesidad. A la vez una forma de consumación de nuestra experiencia humana, una forma peculiar de traducir los sentimientos, de descubrir a nuestro ritmo interior, las imágenes y fantasías propias y transcribirlo lingüísticamente. Es decir, es la vida secreta del poeta. Por ejemplo: ¿Qué habrá querido expresar y comunicar Eddy Oliver Sayritupac con este verso? : “Quiero cortarme las venas/ y drenar toda la tierra que llevo dentro/Todo el océano que me llevó hacia la lluvia…” ¿Qué procesos cognitivos subyacerán a los versos de Edwin Ticona? cuando dice: “Varias veces me sorprendí queriendo dormir de veras:/cierro los ojos y veo mi esqueleto, mi propio corazón latiendo de perfil, mis propios cabellos amarilleando sin acabar…”. ¿Acaso prevalecen las imágenes sobre el argumento en los versos de Hugo Lipa Baldarrago? cuando señala: “En mis noches no existo/ sus ácidos me petrifican…” Gabriel Apaza nos dice: “Pero son tantas las fosas comunes/donde paces, poesía/que los ascetas escribanos/me perdieron/para que mis candelabros/se doblen eternamente/y sepas que no muero /por la gracia del estío.

Sin duda son imaginarios. Se trata por lo tanto de la conciencia y la sensibilidad del proceso creativo. Si bien es cierto que con Proust se introducen el sueño, el recuerdo y los procesos irracionales en el proceso creativo; con Gourmont se perfilan los contornos de la imaginación. Luego vendrían la fenomenología de la imagen, la mitocrítica, el mitoanálisis que sostienen que no se puede definir lo poético sin tener presente el efecto que produce; hay por tanto una relación directa entre la causa estética y el efecto emocional o poético; la obra de arte es una continuación del alma creadora, de donde el producto resultante contiene necesariamente elementos de esta última; el valor poético no depende exclusivamente de la estructura material del texto con los recursos que en ella puedan activarse, sino que su origen está en el mensaje subyacente al texto; en dicho mensaje se encuentran las vivencias emocionales e intelectuales del hombre, de donde el texto poético, como una manifestación y representación de la realidad más profunda e íntima del hombre, es vehículo de la afirmación del ser. Resulta necesario entonces afirmar que el poema se configura a partir de un proceso que partiendo de lo universal, va depurándose hacia lo esencial – individual, y puesto que en su origen es primero representación, es también producto simbólico que utiliza como medio de expresión el lenguaje verbal sin olvidar que su marca determinante es su efecto estético poético. En este marco, debemos por lo tanto tomar como base de nuestro estudio en primer lugar los constituyentes psicológicos donde se encuentran la imaginación y la fantasía creadora, luego los constituyentes materiales como son los textos y esquemas textuales, los niveles del espacio imaginario que nos brindaría la semiótica y la expresividad literaria y ficcionalidad lírica como soportes de la construcción imaginaria.

Constituyentes psicológicos
Para una atenta dilucidación de los constituyentes psicológicos, es importante partir de la noción de representación que nos aporta la Psicología Social. La generación del 90 surge en un contexto signado por la violencia política y agresión social. Violencia y agresión son sinónimos que designan la misma realidad. La lista de pulsiones y emociones como la ira, cólera, furia, indignación, temor, miedo, enfado, disgusto, mal humor, insatisfacción tienen en una forma de fantasía lúdica la creación de un mundo propio traspasando los límites de su yo, también se puede encontrar una fantasía de las dudas y temores a la que se refugian los poetas cuando no hay satisfacción y se está sumido en el caos. Así como se puede encontrar una fantasía planeadora cuando el poeta busca anticipar el futuro. Las formas de fantasía creadora nos hacen observar que el poeta es un clarividente, un profeta que anticipa el futuro en forma de representaciones o crea un artificio como actitud serena ante la tragedia y la angustia de un mundo que, en lo más decisivo para el ser humano, no se comprende, y que se experimenta como absurdo. Ciertamente la poesía puneña de fin de siglo revela el artificio con que la imaginación se comporta en su proyección simbólica hacia una tarea sagrada, la afirmación de la vida frente a la muerte, la sacralización de la existencia en medio del caos, en medio de la desdicha:

“Duele el aire/cuando tus palabras/recorren el polvo de mis caminos/cuando quedan/ahogadas/bajo ríos de nostalgias/dibujadas por el vuelo/y el agitado aletear de las aves de granito…”. (Rudy Frisancho)

“Como para entristecernos/han secuestrado nuestros sueños/somos los perseguidos detrás de la madrugada/y nuestra fosa es común, anónima y oscura/como la medianoche/déjame, entonces, de pura cólera!/Vivir en la roja cabellera de tu risa/aún podremos hablar/en el heroico idioma de las zampoñas/y caminar secretamente escondidos/en la barba de un poema”. (Simón Rodríguez).

Cornelius Castoriadis, nos dice que todos los fenómenos psíquicos que conocemos sólo se hacen comprensibles remitiéndolos a un punto de origen, que es aquél que llamó “nomada psiquica”. Esta designación procura dar cuenta que nada existe para el poeta fuera del poeta mismo. Estos fenómenos psíquicos acceden al inconsciente tomando prestada una forma. Esa forma es una representación. La teoría de la representación como traducción de una pulsión, elabora el concepto de imaginario. La imaginación por tanto es una creación de representaciones, afectos, deseos de la psique humana que “es condicionada pero nunca predeterminada”. La imaginación sin duda tiene dos vertientes: por un lado, es imaginación radical, que se expresa en y por el inconsciente; y otro, es imaginario social que se expresa en y por la sociedad o lo histórico social.

Constituyentes materiales
En relación al segundo punto, sobre los constituyentes materiales, es importante tomar la idea de texto como superficie textual o significante textual, y como la estructura subyacente a la misma, llamada también base textual, en la que están contenidas las informaciones sintácticas – semánticas que se observan en la estructura de superficie, o mas propiamente la idea de discurso literario y dentro de ella una postura clara sobre el poema. El término poema abarca una gran diversidad de géneros. El ámbito textual será el conjunto de todos los elementos de la comunicación que determina la naturaleza y características del texto como producto lingüístico y, como tal, producto social. El nivel textual será el marco donde se organizan, potencian, evidencian las características de los distintos niveles oracionales. Hablamos de nivel textual en la medida en que podemos hablar de un texto como una entidad concreta del discurso. Un marco de descripción considera un poema como la manifestación satisfactoria de un invariante central o tema. Describir la estructura de un poema, por lo tanto es, mostrar en términos de operaciones artísticas universales (mecanismos de la expresión) la manera en que los componentes (niveles, metáforas, detalles, etc.) del texto emanan retóricamente (es decir son variaciones poéticas del tema).

La idea de macroestructura como la organización del nivel profundo del texto de Van Dijk nos ayuda a comprender sobre los tópicos, temas, títulos que ayudan a organizar las microestructuras en torno a oraciones del texto en la estructura superficial. En el nivel de la microestructura el poema esta ordenado por un número n (n>1) de oraciones, e incluso palabras. Macroestructura es la idea esencial que se quiere comunicar, es el contenido global del texto. Para determinar ese contenido global o tema, hay que entendenderlo o comprenderlo. Aquí se derivan del texto y de los conocimientos del lector las ideas globales que individualizan, dan sentido y diferencian a las proposiciones derivadas del poema. Microestructura es la realización lingüística concreta, es decir, es lo que leo, lo que oigo. Los contenidos que conforman la macroestructura, se manifiestan en secuencias o sucesiones ordenadas. Estas tienen que estar bien estructuradas y relacionadas entre sí para que el mensaje se pueda entender. Aquí se accede al significado de las palabras, se organiza los significados de las palabras en ideas elementales o proposiciones, se relacionan las proposiciones entre sí linealmente.

En suma: el texto no existe fuera de su producción y de su comprensión. Es el resultado de operaciones comunicativas en situaciones comunicativas, sobre los códigos o planos del verso, que se definen como los patrones codificados de sus correspondientes fenómenos lingüísticos: la aliteración, que aparece en relación a los sonidos (fonemas), la prosodia, en relación a la sílaba, o la rima y la estrofa en relación al verso; hay también figuras gramaticales, sintácticas, léxicas o de estilo y semánticas, de entre las que cabe destacar la distintas formas de paralelismos (simetrías y repeticiones) y tropos (metáfora e ironía). Estructuralmente estos patrones expresan similitud, contraste y combinación.

El tema como nivel de representación se puede definir como la formulación del mensaje del poema completamente despojado de la expresividad que debe a su representación textual. Tiene tres aspectos esenciales: Especificidad, contenido y forma. El nivel de especificidad como acto enunciativo, invita al lector a abandonar su incredulidad y a situarse, junto con el autor, en un universo diferente donde el lenguaje los objetos y los eventos no utilizan de manera acostumbrada. Esta es la razón por la que un poema no puede ser verdadero o falso, sino oportuno o infructuoso. En relación al contenido, diremos que los tres temas principales se centran fundamentalmente en la “vida”, “los códigos” y en “otros poemas”. Los temas referidos a la vida son los más conocidos por el lector y la crítica, puesto que son mensajes basados en las ideas, emociones. Los códigos, son mensajes acerca del lenguaje, y la función de la poesía (tema) es resaltar la estructura lingüística o literaria, o lo que es lo mismo como vehículo de expresión. Y los “otros poemas” son mensajes intertextuales, es decir la postura que un poema determinado adopta frente a otros poemas (poetas, estilos, etc) El dialogo intertextual a veces se considera como parte integral de cualquier tema y como la causa principal de la evolución literaria.

La poesía puneña de fin de siglo se vale del componente imaginario como categoría poética y de todas las operaciones lingüísticas, literarias y discursivas para manifestarse como tal. Es preciso y necesario abordarlo, ya que empiezan a publicarse antologías, poemarios, y crítica acerca de sus tensiones básicas. Valgan estos apuntes para sumergirnos en sus adentros y extraer verdades que inquieten y revelen la naturaleza de la poesía.

(Tomado del diario Los Andes)