lunes, 29 de octubre de 2007

Filosofía andina según JLV Garambel

EL HOMBRE Y EL COSMOS EN LA CONCEPCIÓN FILOSÓFICA ANDINA”
ESTUDIO PRELIMINAR DE JOSÉ LUIS VELÁSQUEZ


Por Fidel Mendoza Paredes


Fue publicado ““EL HOMBRE Y EL COSMOS EN LA CONCEPCIÓN FILOSÓFICA ANDINA” (Un estudio preliminar) cuyo autor es José Luis Velásquez Garambel. La publicación fue promovida por la Asociación Cultural Pallakmarka, teniendo como editores a Ecler Mamani Vilca y el conocido intelectual Henry Esteba Flores. Salió de los talleres gráficos en mayo 2005.

Es un ensayo que tiene como objetivo explicar la esencia del pensamiento latinoamericano, partiendo de premisas culturales andinas. Cuestiona paradigmas de posiciones occidentalizados que a la fecha se han institucionalizado como irrefutables. La obra de José Luis Velásquez Garambel, se publica en el siguiente escenario: La globalización pretende hacer creer a las nuevas generaciones que no tenemos historia ni cultura, borrando la esencia del pensamiento andino. Este enunciado apabullador menos aceptaría la posibilidad de una filosofía andina. Evidentemente la postura de la aldea global, ha restado importancia a toda forma de expresión cultural. El pensamiento vinculante a nuestra historia fue cruelmente desarticulado con la complicidad del Estado peruano, en las escuelas primarías desde hace algunos años se borró de la programación curricular la enseñanza de las asignaturas de historia y geografía, reemplazándolo por otra asignatura curiosamente nombrado Personal Social, que supuestamente promueve valores. En el nivel secundario con la famosa “Nueva secundaria” han hecho lo propio con las asignaturas de Historia del Perú, Historia Universal, Geografía, Geopolítica y Filosofía. El desagregado de estas materias tiene un claro objetivo: quitarle el conocimiento racional a las nuevas generaciones. Para cumplir estos objetivos poco comprometidos con la formación del hombre peruano, el Ministerio de Educación ha implementado operadores, a quienes les “trepanó el cráneo” sibilinamente con cursos de implementación que más se parecen a la formación de una Quinta columna, dispuesto a ejecutar planes operativos de baja intensidad en la memoria de los peruanos, haciendo que se imponga una cultural ligh y las nuevas hornadas crean que hablar de política es malo e insustancial.

El caso boliviano es la respuesta de una cultura que se resiste a ser obnubilado y soterrado por el occidentalismo. La nación aymara que tiene una mayoría conciente de su cultura, ha teniendo posiciones valientes, llegando comprometer a los propios gobernantes, exigiendo viejos sueños colectivos como “Salida al mar”. Inclusive han causado la renuncia de presidentes y exigen abiertamente la nacionalización del gas. Los bolivianos no creen ni se hacen amilanar con posturas de medianoche como “Que las paralizaciones ahuyentan a los inversionistas”, “País inviable” entre otras perotas que suelen surgir en estos casos.

Mariategui, afirmaba “Que el Perú, no es una nacionalidad, sino una nación en formación”. Axiomáticamente esta afirmación nos permite deducir que en el Perú, existan respuestas aisladas de resistencia al pensamiento occidental. Irónicamente en estos días nos propusieron que el gas de Camisea, tenga que abastecer las industrias del vecino país chileno antes que de los dueños de casa. Chile nos vejó ante la opinión pública mundial mostrando imágenes de lo infame. El país del sur históricamente nos creó una antipatía alimentado de odios. Nunca a los peruanos nos han enseñado amar con ternura ni odiar con firmeza, haciendo que emocionalmente seamos inestables y poco predecibles. Cuando el gobierno anunció que exportarían gas a Chile, nadie se pronunció que el gas peruano primero debería de resolver los problemas de necesidad de combustible en el país.

¿Es necesario promover un pensamiento filosófico? José Luis Velásquez, tiene la respuesta cuando afirma “El fin del siglo y el nuevo milenio nos predispone a un cuestionamiento radical de todo lo que se ha establecido como la norma y lo normal. Si lo que tratamos es contextualizar un discurso filosófico dentro de una cultural de un momento histórico, hace falta un marco histórico que guíe nuestras propias definiciones”. Con esta tesis se torna en imperiosa necesidad replantear los pensamientos filosóficos de concepción y del cosmos en contraposición al pensamiento occidental. El pensamiento andino es más amplio y convergente, es imposible creer que sea excluyente. Edwar de Bono, un pensador occidental, evaluando su postura y la de su cultura realiza el siguiente análisis “El estilo de vida occidental nos inclina hacia el desarrollo de pensamiento vertical” Este pensamiento se basa en las posiciones de las leyes imperantes de la lógica.

Churata, un experto conocedor de la cosmovisión y la utopía andina, en el “Pez de oro” cultiva una exquisita premisa que conjuga con una filosofía del universo. La utopía debe entenderse incluso tomando como punto de partida lo planteado por Tomás Moro, en 1516 pero sin negar la modernidad en la concepción estricta de la palabra utopía, sería cerrar los ojos a la realidad. Sin embargo, entender la modernidad desde nuestra perspectiva, desde nuestras posibilidades culturales, es asumir responsablemente los tiempos de embate en contra de la cultura andina. En la obra de José Luis Velásquez, aparece una cita del sacerdote Placide Tempels, cuando estudiaba a un grupo étnico de la cultura africana : “La filosofía andina no puede expresarse explícitamente, sin embargo, existe como un estrato inconsciente y escondido que yace en la estructura de los lenguajes y las instituciones andinas. Los conceptos accidentales son necesarios y adecuados para explicar este pensamiento”. Tempels, plantea la posibilidad de aprovechar los recursos de la cultura occidental, obviamente su formación es occidental y sus premisas obedecen a ese interés.

La obra “EL HOMBRE Y EL COSMOS EN LA CONCEPCIÓN FILOSÓFICA ANDINA”, fue cuidadosamente elaborada, en un marco referencial estrechamente vinculante con las disciplinas más cercanas con el pensamiento humano. El desarrollo de la investigación refiere a Franz M. Winmer, cuando opina respecto a la literatura de Borges, en relación con la filosofía: “No se si es necesario decir que la idea de que una literatura debe definirse por los rasgos diferenciales del país que la produce es una idea relativamente nueva; también es nueva y arbitraria la idea de que los escritores deben buscar temas de sus países.... Creo que Shakespeare se habría asombrado si hubieran pretendido limitarlo a temas ingleses, si le hubiesen dicho que, como ingles, no tenía derecho a escribir Hamlet, de tema escandinavo. O Macbeth, de tema escocés”. Es imposible exigir a nuestros intelectuales buscar una uniformidad en el pensamiento y en la producción, sería anquilosado exigir el cliché o la estampa propia. Las posturas nacionalistas al acogerse a la tarea que le corresponden deben de asimilar principalmente lo sostenido por José Martí “Pinta tu aldea y serás universal”. Muchos años que venimos izando la bandera de Puno, pero el desmemoriado pensamiento limeño cree aun vivimos la época de los grupos humanos del Perú autónomo. José Luis Rénique, publicó “La Batalla por Puno”, su contenido en el trasfondo es la expresión del desprecio que siempre ha existido por Puno y por los indígenas, para este cometido utiliza trabajos de los mismos puneños para que aparezca como autoatentado, “Yo fui Canillita de Maritegui” de José Luís Ayala, muestra según Rénique, que el indio siempre estuvo al servicio de los mestizos y criollos, Mariano Larico, es un líder indiscutible del movimiento aymara, esa es la postura auténtica que se muestra en la obra de Ayala.

En el libro, se plantea una interrogante ¿Filosofía Andina o Filosofía Incaica?, para responder cita a Josef Estermann, pensador que intenta ser explicativo, muy a pesar de sus ambivalencias en su libro “Filosofía Andina”. José Luis Velásquez, afirma “Existen diferentes intentos por elaborar una filosofía incaica o una filosofía inca” más adelante explica “Las fuentes para la filosofía andina son (como para toda filosofía auténtica) prefilosóficas, o mejor dicho: extra filosóficas: la experiencia concreta del pueblo andino, vivida dentro de ciertos parámetros espacio temporales. No se trata de una filosofía de segundo orden que se basa en textos filosóficos ya elaborados”. Existen categorías establecidas para afirmar si hubo, y existe una filosofía andina o incaica, o simplemente es un osado postulado para zanjar una grieta en el pensamiento de lo occidental. No tuvimos la calidad de los pensadores grecolatinos, ni hubo escritura en el pasado, sin embargo muchos años después planteamos la consistencia del pensamiento andino, que incluso ha recreados mitos como el Inkarri, o en el caso nuestro el Kollarri. Existen complejos intencionados para negar toda posibilidad de debate sobre la filosofía andina. Al publicarse la investigación de José Luis Velásquez, se apertura el debate y la probablemente consolidación de un pensamiento andino.



EL HOMBRE EN LAS CONCEPCIONES OCCIDENTALES Y ANDINAS
(Fragmento del libro : “El Hombre y el Cosmos en la Concepción Filosófica Andina”)

La “cultura” es sin duda es un referente legítimo. Pero el querer mantener la cultura como centro y punto de partida de todo proceso dialógico. Raul Fornet es en este sentido más concreto y radical que Mall, cuando nos habla de la posibilidad de una filosofía intercultural que “descentre la reflexión filosófica de todo posible centro predominante”. Lo que se propone es “sentar la reflexión filosófica en el momento de la interconexión, de la Inter.-comunicación”. Para ello Fornet necesita, naturalmente, “renunciar a pensar con un solo modelo teórico-conceptual que sirva de paradigma interpretativo”, resabio posmoderno que le impide, en definitiva, liberarse plenamente del concepto de centro de la modernidad. Es así como puede concluir que en la nueva filosofía intercultural “la voz de cada uno es percibida al mismo tiempo como un modelo de interpretación también posible” con la expresión “modelo de cultura también posible”, no se refiere Fornet, por supuesto, sólo a la realidad de su existencia, sino también a su potencialidad como cultura digna de asumir. Es decir, se habla de una convergencia que parte de la igualdad de las culturas que entran en diálogo (aunque ello no es sino un referente ideal).
Antes de proseguir se hace necesario problematizar esta posición desde dos frentes: el primero, el más obvio fuera del escenario teorético de la abstracción filosófica, es el de reiterar de nuevo que en la realidad social actual no existen las culturas primarias, que sólo existen procesos interculturales más o menos pronunciados; encuentro ya se ha dado, el discurso ya está formulado en el sentido de un proceso intercultural. El segundo aspecto que necesitamos problematizar es aquel que pide que la voz de cada cultura se perciba como posible modelo; es decir, que como nota previa al encuentro renunciemos a un “modelo teórico-conceptual”. Desde un referente cultural, el requisito se presenta sin duda como necesario, pero si reconsideramos el referente ineludible de todo discurso filosófico, la estructura en castas o la posición de la mujer en la cultura hindú, por ejemplo, no puede ser considerada en ninguna convergencia intercultural como modelo potencial.

Fuente : Semanario "La Nueva Prensa"